
- Para nuestro proyecto “Mujeres intersexuales con barba” entrevistamos a Bea IS, una mujer intersexual de Perú.
¿A qué edad te comenzó a crecer la barba? ¿Cómo fue para ti? ¿Hiciste algo para eliminarla?
Hola, mi nombre es Bea IS, tengo 28 años, soy de Lima, Perú. Tengo una variación intersexual conocida como hiperplasia suprarrenal congénita (HSC) [solo en algunos casos la HSC está asociada a la intersexualidad]. La barba me comenzó a crecer entre los 12 y 13 años más o menos, a medida que pasaba el tiempo me salía con más intensidad y con mayor grosor, fue para mi algo complicado porque yo iba al colegio, al secundario, así que siempre trataba de ocultarla, depilándome con pinza o con una máquina de depilar, pero era algo muy complejo porque me dejaba la piel lastimada, a veces me llevaba mucho tiempo sacarla y era muy cansado, ya que lo hacía casi todos los días y la verdad era muy estresante para mi esa situación.
Hice muchas cosas para eliminarla, al principio simplemente la sacaba con pinzas y máquina, luego, a los 22 años, me hice una depilación laser, al principio resulto algo bastante bueno porque redujo el volumen y también la cantidad que salía, así que tuvo beneficios, sin embargo, después tuve un problema, porque el láser que usan para la depilación me produjo quemaduras intensas en la piel, por lo cual estuve internada un mes en el hospital, ni siquiera podía darme la luz porque mi piel estaba muy delicada.
¿Has sufrido discriminación por tener barba?
No he sufrido discriminación específicamente por tener barba, pero sí por el conjunto de caracteres físicos que poseo como persona intersexual. La barba casi siempre me la retiraba, pero algunas veces sí me pasó que me topaba con alguna persona, nos saludábamos de mejilla, y les pinchaba mi barba, y me decían: “noooo, ¿tienes barba?”, y cosas así.
Esto para mí era una situación demasiado vergonzosa en la cual sentía se ponía en tela de juicio mi identidad y esto lastimaba mi autoestima.
¿Qué te gusta y que no te gusta de tener barba?
La pandemia del covid 19 ha sido un punto de quiebre vital para mi vida, antes de la pandemia no dejaba aparecer un mínimo vello en mi rostro (barba y bigote), durante años repetía el ritual de depilación que tanto dolor físico y emocional me causaba.
Durante los años de pandemia encerrada en casa deje crecer mi barba ligeramente, cuando salía de casa me la cubría con la mascarilla.
He reflexionado frente a este echo intentando sentirme realmente a mí, intentando evadir los prejuicios, la idea de mujer y belleza que aprendí, buscando deconstruir estas ideas.
He llegado a la conclusión que no odiaba mi barba, odiaba las sesiones dolorosas de depilación diaria.
No odiaba mi barba, odiaba la burla, el bullying, las miradas cuestionadoras que me acosaban por tener barba.
No odiaba mi barba, odiaba los prejuicios instalados en la sociedad que me empujaba a encajar en la idea contemporánea de mujer que tiene el mundo.
De hecho, descubrí que me encanta mi barba y ahora no solo la dejo crecer, sino que también la modelo para que acentúe con mi estilo.
¿Qué te ayudo a aceptar tu barba?
Reflexionar entorno a aquello que yo sentía y deconstruir los prejuicios mentales sobre la idea contemporánea de mujer.
Conocer a otras mujeres con barba me ha sido de gran ayuda, así como conocer como estas mujeres enfrentan la misma situación por la que yo también atravieso.
También me ha ayudado acercarme a espacios seguros donde puedo ser yo misma sin sentirme en riesgo ni cuestionada, sino por lo contrario, espacios donde se celebra mi diversidad humana.
¿En esta pandemia o en otras situaciones has dejado crecer tu barba?
En esta pandemia, la he dejado crecer un poco más que antes, le preguntaba a mi novia constantemente si se me notaba la barba, ella siempre decía que no y yo me quedaba más tranquila, ya que al haber atravesado situaciones vergonzosas por tener barba, temía pasara lo mismo.
Estuve viviendo un tiempo en Argentina, y cuando retorné a Perú, gracias a la mascarilla me di la oportunidad de cubrir mi barba y no depilarla más, mi barba comenzó a crecer tanto que empecé a modelarla.
Cuando me encontraba en un espacio seguro, la mostraba, al principio con mucho miedo, luego con un poco más de confianza, y así, de a poco, fui normalizando el tener barba.
Actualmente vivo en Argentina, al principio temía la reacción de las personas de mi entorno cuando notaran mi barba, felizmente no he tenido inconvenientes en mi círculo social y disfruto de ser yo y de mi barba sin miedo al qué dirán
Dejarme crecer la barba ha sido el primer paso hacia mi libertad, hacia el mostrarme tal cual soy sin intentar encajar en los típicos estereotipos sociales.
Libertad, es poder ser unx mismx.
¿Algo más que quieras agregar?
Me gustaría decirles a aquellas mujeres que tienen barba:
Al igual que tú, he vivido situaciones en las que he sentido mucha vergüenza, miedo, dolor físico y emocional, sin embargo, déjame decirte que no eres tú la que tiene que depilarse la barba, no eres tú la que debe pasar horas y horas resistiendo la pinza o el láser, no eres tú la que debe eliminar los vellos, es la sociedad la que debe deshacerse de cada prejuicio, de cada acto de discriminación, bullying y malos tratos que ejerce contra nosotras.
Es la sociedad la que debe “depilar” los estereotipos sobre los que se fundamenta la idea de mujer.
Es la sociedad la que debe arrasar con todo esto, porque en un mundo tan diverso y maravilloso como el nuestro, no se deben limitar nuestras diversidades corporales.
El mundo es como un jardín de flores, rosas, jazmines y margaritas, y tú eres una flor más que forma parte de este jardín tan hermoso y diverso, eres igual de hermosa y maravillosa como las otras flores, ámate y valora tu maravillosa diversidad.